
Una potente explosión de un camión cisterna cargado con gas sacudió la tarde del miércoles la calzada Ignacio Zaragoza, en el populoso distrito de Iztapalapa, Ciudad de México. El estallido provocó una onda expansiva que calcinó vehículos, levantó llamas de más de treinta metros y dejó escenas de pánico extremo con pasajeros atrapados en autobuses intentando romper ventanillas para escapar del fuego.
La tragedia dejó ocho fallecidos y 94 heridos, de los cuales 22 permanecen en estado crítico y seis en condición grave, incluido el chofer del vehículo. Entre las víctimas se encuentran niños y bebés.
La alcaldesa capitalina, Clara Brugada, confirmó en conferencia de prensa la cifra de muertos, señalando que cuatro de los decesos ocurrieron el jueves tras complicaciones médicas.
Por su parte, la fiscal de Ciudad de México, Bertha Alcalde, informó que “es probable” que la causa del accidente haya sido exceso de velocidad, lo que provocó el vuelco del camión y la posterior fuga de gas.
APOYO A VÍCTIMAS Y FAMILIARES
Las autoridades locales anunciaron apoyos económicos para los heridos y gastos funerarios para las familias de los fallecidos. En los hospitales, decenas de parientes aguardan noticias, mientras ciudadanos y organizaciones llevan agua, alimentos e insumos médicos para colaborar en la emergencia.
La empresa propietaria del camión informó que activó tres seguros para cubrir daños y reparaciones, luego de que se conociera que no había registrado sus pólizas de manera adecuada.
PREVENCIÓN Y MEMORIA DE OTRAS TRAGEDIAS
La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, aseguró que se revisarán las normativas de transporte de sustancias peligrosas en la capital con el fin de “buscar la no repetición” de tragedias de esta magnitud.
La explosión evocó otros siniestros vinculados al transporte y almacenamiento de combustibles, como el incendio de un ducto saqueado en Tlahuelilpan (2019), que dejó 137 muertos, y la explosión de San Juan Ixhuatepec (1984), con más de 500 víctimas fatales.